domingo, 16 de marzo de 2014

Sadismo extremo – Ejercicio entre risas y disciplina.



Fundamento: Este ejercicio que expongo es muy efectivo para poner a prueba la obediencia o reconducir conductas en sumisas cuyo ego está muy por encima de lo tolerable,  bien sea por su trayectoria anterior o porque de natural se consideren el ombligo del mundo. Es decir, reinonas, princesas y culos bonitos.  Las consecuencias del ejercicio pueden ser desastrosas pero merece la pena el riesgo a veces y no perder el tiempo con quien no tiene más valía que la carne para hamburguesas. Por contra, si el ejercicio se lleva a cabo, la lección impartida dejara las bases bien afianzadas.

Explicación: Normalmente la sumisa exhibe sus mejores galas ante su Amo y en público. En el caso que nos ocupa, el despliegue de corsés, medias, ligueros y tacón, que son siempre muy de nuestro agrado, tienen el inconveniente de hacer que se sientan muy seguras en sentido general lo que en algunas ocasiones da lugar a un comportamiento altivo e incluso de soberbia con exceso de orgullo.  Y como consecuencia de una actuación sobrada de ego es cuando tiene su mejor aplicación el ejercicio.

Desarrollo del ejercicio: Normalmente las exhibiciones suelen tener efectos de humillación pero casi siempre, son placenteros en el fondo y en las formas aportando un momento especial a la sumisa por lo que no es válido como instrumento real de corrección de conductas. Nada de complicaciones ni gastos excesivos. Se envía a la sumisa al mercadillo a comprar un chandall. Si es rosa chicle con algún estampado tipo “Piolín” mejor y cuyo importe no sea excesivo. Digamos que no mas de 10 Euros. Plan cutre. Si la sumisa es de ir con ropa ajustada marcando culito, dos tallas mas. Si es de carnes generosas, una talla menos le ira bien.

Asimismo, se puede optar por chanclas de playa o bien aprovechar un par de zapatos de rejilla, con tacón, por supuesto. Y con calcetines blancos.
Si no queremos dar pistas y conocemos el fondo de armario disponible con prendas que puedan dar juego, nos ahorramos incluso los 10 euros.

Una vez que tenemos decidido el uniforme, podemos optar por dar un paseo por el centro de la ciudad o bien enviarla asi vestida a hacer una compra a un supermercado. Eso ya es opcional en función de la corrección que se quiera hacer. En cualquier caso, no será indiferente para nadie aunque lo mas importante es el efecto que tendrá en su ego saber que esta vez es observada pero por motivos muy lejos de su deseo. Y nada de pintura ni peluquería.

Es importante evitar polígonos industriales y barrios donde esa uniformidad puede estar muy en consonancia con los usos comúnmente aceptados y pase desapercibida.

Como se puede comprender, el solo hecho de exponer el ejercicio puede tener consecuencias de cualquier tipo, incluidas las lágrimas. También es bueno tener previsto que se puede uno encontrar con la dimisión encima de la mesa pero bueno….como decía anteriormente, a veces las cosas malas tienen su lado bueno y si el ejercicio no se lleva a cabo por la negativa, tenemos una pregunta respondida.