Fundamento: Este ejercicio que expongo es muy efectivo para
poner a prueba la obediencia o reconducir conductas en sumisas cuyo ego está
muy por encima de lo tolerable, bien sea
por su trayectoria anterior o porque de natural se consideren el ombligo del
mundo. Es decir, reinonas, princesas y culos bonitos. Las consecuencias del ejercicio pueden ser
desastrosas pero merece la pena el riesgo a veces y no perder el tiempo con
quien no tiene más valía que la carne para hamburguesas. Por contra, si el
ejercicio se lleva a cabo, la lección impartida dejara las bases bien afianzadas.
Explicación: Normalmente la sumisa exhibe sus mejores galas
ante su Amo y en público. En el caso que nos ocupa, el despliegue de corsés,
medias, ligueros y tacón, que son siempre muy de nuestro agrado, tienen el
inconveniente de hacer que se sientan muy seguras en sentido general lo que en
algunas ocasiones da lugar a un comportamiento altivo e incluso de soberbia con
exceso de orgullo. Y como consecuencia
de una actuación sobrada de ego es cuando tiene su mejor aplicación el
ejercicio.
Desarrollo del ejercicio: Normalmente las exhibiciones
suelen tener efectos de humillación pero casi siempre, son placenteros en el
fondo y en las formas aportando un momento especial a la sumisa por lo que no
es válido como instrumento real de corrección de conductas. Nada de
complicaciones ni gastos excesivos. Se envía a la sumisa al mercadillo a
comprar un chandall. Si es rosa chicle con algún estampado tipo “Piolín” mejor y
cuyo importe no sea excesivo. Digamos que no mas de 10 Euros. Plan cutre. Si la
sumisa es de ir con ropa ajustada marcando culito, dos tallas mas. Si es de
carnes generosas, una talla menos le ira bien.
Asimismo, se puede optar por chanclas de playa o bien
aprovechar un par de zapatos de rejilla, con tacón, por supuesto. Y con
calcetines blancos.
Si no queremos dar pistas y conocemos el fondo de armario
disponible con prendas que puedan dar juego, nos ahorramos incluso los 10 euros.
Una vez que tenemos decidido el uniforme, podemos optar por
dar un paseo por el centro de la ciudad o bien enviarla asi vestida a hacer una
compra a un supermercado. Eso ya es opcional en función de la corrección que se
quiera hacer. En cualquier caso, no será indiferente para nadie aunque lo mas
importante es el efecto que tendrá en su ego saber que esta vez es observada
pero por motivos muy lejos de su deseo. Y nada de pintura ni peluquería.
Es importante evitar polígonos industriales y barrios donde
esa uniformidad puede estar muy en consonancia con los usos comúnmente
aceptados y pase desapercibida.
Como se puede comprender, el solo hecho de exponer el
ejercicio puede tener consecuencias de cualquier tipo, incluidas las lágrimas.
También es bueno tener previsto que se puede uno encontrar con la dimisión
encima de la mesa pero bueno….como decía anteriormente, a veces las cosas malas
tienen su lado bueno y si el ejercicio no se lleva a cabo por la negativa,
tenemos una pregunta respondida.