Quizá el torrente de literatura que circula teniendo el BDSM
como epicentro ayudado por la rapidez
que nos dan estas ya no tan nuevas herramientas de comunicación ha
desencadenado un torbellino de gente acercándose a estos oscuros laberintos en
busca de sensaciones, morbo y fantasía sin tener una idea clara de la realidad
de las cosas.
Realidad que por otra parte cada uno construye con sus
propios planos y medidas ya que vivimos en el reino de la Libertad personal,
donde cada cual decide como quiere vivirlo y normalmente encuentra su
complemento para hacerlo. Cuestión de fortuna o sagacidad…que esa es otra
canción.
Lo que también ha traído esta moda es una legión de personas
curiosas que se han montado en la mentira para conseguir por la vía rápida sus
objetivos de la manera más indecente desde el punto de vista de la honestidad
que siempre he considerado que prevalecía en las negociaciones de este tipo de
relaciones donde se habla o se debería de hablar con claridad y directamente
desde el primer momento de todos y cada uno de los deseos que cada uno de
nosotros guardamos en nuestro interior. Porque lo que buscamos o esperamos
encontrar es eso, la lealtad en nuestro complemento. Sin artificios ni
mentiras.
No existen más normas ni reglamentos que ese, la verdad por
delante. Independientemente de las maniobras que deben de adornar los inicios
donde se juega con la ambigüedad en muchos aspectos para mantener el misterio y
la ansiedad de la otra parte, potenciando las ganas de ir más allá con ciertos
manejos y manipulaciones. Pero con una base sólida que debe de primar y es el
de la honestidad en los planteamientos, la exposición de los deseos y el
respeto por esos límites que siempre se ponen sobre la mesa.
Cada vez queda menos de todo eso y esto se convierte en una jungla
donde la mona más tonta o el mono más tonto, salta de árbol en árbol sujeto a
las lianas de la mentira y lo que es peor, consiguiendo en muchos casos sus
objetivos pero dejando muchas ramas rotas a su paso.
Esto nos convierte a todos y todas sin exclusión en seres más
desconfiados, más recelosos, más exigentes y menos tolerantes. Lo que incide en
las nuevas relaciones creando un foso donde quedarán enterradas muchas cosas,
algunas de ellas interesantes pero cubiertas del barro de las dudas o
directamente, de la mentira con que se intentó disfrazar una verdad no tan
bonita como se pintaba. Y ahora como hemos de hacer los nuevos planteamientos? Qué
tipo de animosidad moral hemos de tener cuando se conoce a alguien?
Quizá estamos perdiendo valores y esencias que durante mucho
tiempo fueron referentes y que parece que ahora cotizan a la baja, cosas que
carecen de importancia, un juego sin más recorrido que el puntual de aquí y
ahora….
Se pierde la ética, el saber estar, los protocolos y el
respeto por los demás que nos llevarán sin remedio a perdernos el respeto a
nosotros mismos entrando en esta dinámica. Que ha sido de aquellos códigos no escritos
que se respetaban sobre todas las cosas?
No vivas en un mundo de mentiras para vivir una fantasía porque
te perderás la realidad que es la mejor de todas.