viernes, 30 de agosto de 2013

Hazme sonreir



Un día alguien me dijo “convénceme”. Y yo pensé rápidamente de qué? De que soy el mejor, de que soy lo mejor que te puede pasar, de lo guapo e inteligente que soy, de lo bien que me sale el arroz con leche? …. Que payasada!!

En realidad todos tenemos una convicción más o menos firme de lo que consideramos nuestra valía en todos los aspectos, buenos y menos buenos. Incluso quien menos autoestima gasta, en su fuero interno la tiene aunque exteriorice más su lado menos amable.

Algunos tenemos a menudo dificultad para reprimir nuestro ego con todo lo que ello acarrea de prepotencia y exceso. En realidad somos como somos y nos cuesta no demostrar descaradamente lo que creemos que son nuestros valores. Pero no tenemos que competir con nadie por ello.  Podemos decir eso de “seguro de mí mismo” que siempre es menos agresivo.
     
                               
                                     
* Ver la nota al final.

Pero cuando alguien me pide que demuestre, yo me pregunto: Tú lo vales? Porque pedir sin dar nada no aporta equilibrio, algo fundamental cuando ambas partes tantean y miden el terreno.

Yo sé lo que valgo, se de lo que soy capaz, se lo que tengo para dar, se lo que puedo hacer sentir, se tantas y tantas cosas…..como también soy consciente de mis limitaciones, de mis carencias, de mis puntos menos fuertes…. Esos que suples con inteligencia y esfuerzo. Y soy muy sincero conmigo mismo. Más me vale.

Y cuantas veces nos hemos visto en la tesitura de tener que vendernos, demostrar lo estupendos que somos, etc., etc. y luego el auditorio resultó ser un asco, por no ser mas explicito.

He dejado de creer en muchas cosas y han dejado de importarme muchas más como consecuencia de rodar por la vida. Le llaman experiencia o experiencias? La cosa es que a día de soy, soy escéptico, mucho más exigente, duro y firme en mis planteamientos. La ecuación es sencilla, tengo tanto que ganar como que perder. Pero jamás he llorado por perder lo que nunca he tenido.

En mi rol no se pide. Se toma, se coge, se roba…. Pero no se pide. Yo sé lo que no está a mi alcance y no cometo el error de ir corriendo detrás de las nubes. Esa época ya paso. Y cuando me piden, espero al menos que me entreguen antes algo a cambio. No es tiempo ya de sombras chinescas ni de juegos de manos, no hay espacio para las fantasías ni los sueños inalcanzables, no escucho las promesas sugeridas, no creo en los cuentos de hadas, no hay príncipe azul ni princesas, no hay castillos ni duendes…. Hay una cosa que se llama realidad. Nada más.

Tengo años de ventaja, ríos de experiencia, millones de kilómetros recorridos, caparazón duro, cicatrices…pero ante todo, tengo una voluntad sólida y una firme convicción de conseguir todo lo que me propongo. Y lo más importante, paciencia. Pero me tiene que interesar y percibir un resquicio para poner el pie y que no se cierre la puerta de golpe.

Y después de todo esto, sonrío. Tú me has hecho sonreír. Yo sé quién soy y lo que soy. Tu no.

*Nota: Pusieron privado el que colgué primero. Lo cambio. Me gusta mas esta versión en directo, menos pastelera: http://www.youtube.com/watch?v=OhFORx_HmWA

Atrás queda el calor.



El verano queda atrás ya. Otro verano más, con sus noches tórridas en todos los aspectos. Gente interesante, viejos amigos y otros nuevos. Algún personaje de esos que no olvidas con facilidad, que también los hemos tenido.

Y ves pasar, como casi siempre, novedades y saldos, dicho sea sin el más mínimo respeto. En realidad se lo curran a fondo y provocan, al menos a mí, una sonrisa y a veces envidia por el desparpajo con que expresan y exponen sus rincones con la convicción del que ha descubierto algo que el resto del mundo ignoraba y quiere darlo a conocer desde el púlpito. En este mundo de egos poderosos y miradas intensas no se perdona nada, ni el exceso ni el defecto. Y yo no voy a ser menos, claro.

Aunque el desfile de la estupidez estival más entretenido este año tengo que reconocer que no ha sido en ningún evento ni reunión con personas “humanas” con cara y ojos sino en donde menos lo esperaba, el Feisbú!!!!

Si habitualmente hay gente pastelera en todos los órdenes de la vida, dispuesta a regalar los oídos o los ojos con frases cariñosas a quien sea, en ese patio de vecinos me he sorprendido un día leyendo a diferentes personajes a los que otorgo una enorme dosis de falsedad en todos  sus actos que realmente me hicieron pasar una mañana muy entretenida.

Aburrimiento veraniego, es cierto. Pero como siempre, todo lo que ocurre en la vida es una lección de sabiduría.
 Y no, no me creo el más listo de la clase pero estoy condenado a vivir conmigo mismo y me tolero muchas licencias. Sobre todo desde que dejaron de importarme muchas cosas, entre otras la opinión de los demás que ya opinaban sobre mí antes y no siempre para dejarme amablemente en buen lugar. 

De hecho con el tiempo me he enterado de cosas de mí mismo, de esas que dicen que has dicho o que dicen que has hecho, que son para ir a entregarme a la comisaría más cercana!!!

Pero esa es una de las lecciones de la vida, aprender a vivir con uno mismo y procurar caerte bien sin llegar a levitar o tener erecciones pensando lo bueno que eres comparado con los demás.

Me he vuelto más intolerante, es cierto. A las tonterías, a las mentiras, a los rollitos de temporada y a la estupidez ajena. Con la propia ya estoy acostumbrado a vivir y no lo llevo mal, la verdad. La intolerancia tiene sus ventajas también porque ahorras mucho tiempo y energía no dedicándoselo a quien no lo merece. Acortas los tiempos de escucha y atención a determinadas personas y eso es de una higiene mental increíble.  Me pueden llamar borde, grosero o sobrado pero de verdad, ahorras mucho quebradero de cabeza. Y eso en verano, con el calor que hace, alivia bastante.

Hay que ver las ventajas a todo, aunque sea de los comportamientos que a veces son excesivos por la rapidez y rotundidad de resolución. En realidad son excesivos si los que juzgan son otros porque a mí me parecen de una delicadeza enorme. Para mí. Lo demás no me importa.