miércoles, 19 de enero de 2011

La Llama

Sentado frente a mí mesa. He encendido una vela, una de esas velas con las que tanto me gusta jugar. Una vela gruesa de color marfil que me envuelve con ese olor tan característico que me relaja.

Decidí dedicarme este momento de reflexión para escribir mientras contemplo la danza de la llama, sinuosa, delicada, a veces como una bailarina sensual, a veces como una serpiente que atrae con su movimiento para darte el mordisco que cierre la puerta de tu vida.

La botella de buen tinto que me acompaña ya va menguando pero la nube de vapores no me afecta sino para darme otro punto más en el estado de relax en que me encuentro….

Y repaso mentalmente mis recuerdos, desde los buenos a los menos buenos, aquellos dolorosos incluso…. De los que he llegado a escribir y borrado por el dolor que producen. Y sin embargo, ahí están agarrados como un Alien en el cerebro.

El recuerdo de … ella {Kn}, la única que llevo ese collar genuino y diferente que nunca más saldrá a la luz en recuerdo a su memoria, por el respeto, el cariño y el amor a quien me hizo tan feliz durante tanto tiempo y que asumió el abandono a su Dueño victima de esa enfermedad incurable que se llama cáncer con dolor físico y tristeza interior que compartimos durante días con lágrimas ante lo inevitable. Aquella de la que casi nunca hablo y de la que casi nadie sabe nada, excepto los más íntimos que llegaron a tratarla y que no mencionan su nombre para no remover mis recuerdos.

Dejo de escribir, regreso a ello, borro, corrijo….este es un juego que me traigo entre manos desde hace unos días.

Entre los recuerdos amables, las personas que he conocido, de uno y otro rol. Alguna muy especial. Las que sin conocer personalmente, dan un perfil humano grandioso, aquellas a quien quiero conocer pero no quieren conocerme, aquellas a quien conoces y más me valdría no haberlas conocido…No, esto ya no es de aquí, esto va en la sección de los recuerdos a borrar también…

De las heridas recientes, algunas aun abiertas y sangrantes esperando a la enfermera que sepa hacer un buen trabajo y cierre tantas y tantas brechas en mi alma. Seguramente terminaré por hacerme una sutura con hilo de coser negro y una aguja sucia para desafiar a la naturaleza.

De las cicatrices antiguas, miro las señales en la piel de mi alma, algunas ya casi imperceptibles más que en el recuerdo del momento. Tengo menos de las que suponía cuando empecé a mirar la llama de la vela y a ensimismarme en mis historias interiores.

Me gusta caer de vez en cuando y voluntariamente en este estado de casi melancolía para recrearme en la colección de recuerdos que tengo y del que me saca ocasionalmente el teléfono y el ritmo de vida normal en estos días ya de ajetreo.

Y la vela sigue consumiéndose, como la vida, dejando caer lentamente goterones de cera que se deslizan por lo que primero era como un gran falo de color marfil orgulloso de mirar al cielo con su brote de semen ardiendo en el extremo, danzando y pavoneándose y que ahora, mediada, da una tenue luz arropando la llama con un pequeño charco de cera liquida que permanece en quietud aparentando ser inofensiva pero que si se deja deslizar por la piel, producirá la sensación de calor que tantas y tantos devotos tiene.

Y la llama, ahora más sosegada por el paso del tiempo, de vez en cuando crece como avisando a navegantes de la furia que aun puede esconder y del poder que puede ejercer con su fuego.

Y me pregunto si todo este bagaje que arrastro y en el que ahora me recreo se perderá cuando finalmente la vela se apague y regrese la realidad a inundar todo, si todos estos recuerdos permanecerán ahí, se borrarán o finalmente se cubrirán con otros nuevos… Sería tan fácil borrar los malos soplando la vela….

Pero no, todo permanecerá igual esperando que un rayo de luz cegador inunde la oscuridad que se creará cuando la vela finalmente de sus últimos estertores y se apague. Se enfriará la cera restante y quedará sólida y dura…pero sin la llama que la hizo elegante mientras duró.

Esperando de nuevo el calor que la derrita y aun sin la llama, le de forma y vida de otra manera. En forma de ese alma que desde la cera surja con el calor de mis manos moldeándola. Y entonces, volverá a tener luz milagrosamente. Ya no será una luz de mecha como la de la vela sino que será “la luz” que alumbre mis días.

Descubrirse sumisa... un texto delicioso

No sería capaz de escribir algo asi nunca, no solo por que mi sentir es otro sino por la delicadeza, la sencillez, la elegancia y la claridad con que se ha expresado en este texto.

Agradezco profundamente a sus creadores la autorización para reproducirlo en mi rincón y os invito a que visiteis su blog por la calidad y la calidez de sus contenidos asi como el mimo con que cuidan su "refugio":

Dom Of Empires & dadada {DOE}

http://avernusyevora.blogspot.com/?zx=1e02930a72c7f94


DESCUBRIRSE ….. sumisa

Muchas veces, hablamos del sentir, del alma sumisa, de la esencia de la sumisión, pero creo que hay un momento clave en la vida de toda sumisa, ”descubrir que lo eres”.

Creo que las mujeres, vivimos en la actualidad, en un mundo y sociedad muy diferente a nuestras antecesoras, pioneras ellas de logros importantísimos a lo largo de la historia, hasta llegar a la actualidad, donde la figura de la mujer, ha cambiado mucho y aunque siempre existirán espacios en los cuales no se nos verá ni se nos tratara con la igualdad deseada, si es cierto que hemos dado verdaderos pasos de gigante.

Imaginad entonces, lo que puede suponer para una mujer de la era moderna, descubrir que es sumisa. Las cosas que pasan por su cabeza, la revolución interna que todo ésto significa, el como debe enfrentarse a la vida desde ese momento, como convivir con dos realidades, una, la vida cotidiana, la actitud y la disposición ante las situaciones habituales de la realidad común y otra, la intimidad de una alcoba, los sentimientos, la necesidad y el deseo mas profundo de algo diferente, distinto, inexplicable y maravilloso.

Pienso que hay muchos modos de llegar hasta ésta revelación, y al leer éstas lineas, puede que muchas de vosotras, os sintáis identificadas, y que otras, no veáis aquí similitud con vuestro caso, pero consideraba importante, y también interesante el mencionar aquí, ese sentimiento, esa sensación, esa zozobra y a la vez que esa puerta abierta, hacía un nuevo horizonte de sensaciones,, de deseos, de fantasía, de vivencias y por supuesto de placer.

Supongo que si estáis leyendo éste blog, tan explícito y adentrado en el Universo BDSM, es porque habéis pasado ya el umbral que comentamos, pero yo quería hacer hincapié, en el momento justo antes de adentraros en él, ese momento crucial de vuestra vida, donde descubrís que sois sumisas, ¿o porque no nombrarlo también? Dominantes. Pero en esta ocasión quisiera centrarme en las reflexiones, los pensamientos y sensaciones que yo, como sumisa, experimento.

Lo primero que debe hacer una sumisa, desde mi modesto punto de vista, cuando descubre su sentir, es precisamente, aceptarse. No se trata de ir pregonando a los cuatro vientos lo que se es, no, y tampoco creerse más que nadie, pues no somos mejores que las mujeres que viven sus relaciones de pareja desde el modelo convencional o tradicional, ni peores tampoco, somos sencillamente diferentes. Desde mi prisma particular, el ser sumisa, tanto como el ser Dominante, debe tomarse con total naturalidad, es complicado de perse que se nos entienda, como para que seamos nosotros mismos los que nos compliquemos mas las cosas, y la vida.

Una sumisa, lejos de lo que se pueda pensar desde fuera del marco BDSM, es una mujer que siente, sufre, padece, vibra, entiende, capta, goza, sacrifica, ama, piensa, opina, y ante todo asimila, como cualquier otra mujer.

El como hemos llegado algunas de nosotras, a descubrir lo que somos, es sencillamente por diferentes vías, cada una, de manera distinta o con similitudes, pero cada una de manera individual, sintiendo y desgranando cada una de sus sensaciones, de sus sentimientos, de sus sueños y de sus anhelos, muchas de nosotras acompañadas de la mano de quien nos guia, nos usa, nos descubre, nos incita, nos adiestra, nos desea, nos ama, nos respeta, nos valora, o simplemente nos disfruta, o quizás también por alguno de los siguientes motivos, seguramente pueda ser alguno de ellos el vuestro:

-Porque sentíamos, deseábamos, necesitábamos, ofreciamos, y concebíamos las relaciones, de una manera “diferente” a como lo hacían el resto de los que estaban a nuestro alrededor.
-Porque alguien te descubrió este universo, te indicó el camino.
-Porque el sexo convencional, no te satisfacía ni te llenaba lo suficiente, y a partir de ahí empezaste a indagar.
-Porque viste algo, en algún sitio que te llamó la atención, y tiraste de ese hilo.
-Porque un día sentiste deseos imperiosos en obedecer, sin saber porque.
-Porque por casualidad, entraste un día a un chat o foro de BDSM, y aquello despertó en ti, un territorio nuevo por explorar.
-Porque tu pareja en aquel momento, era Dominante, y vió en ti matices de los cuales tu eras desconocedora.
-Porque un día te hiciste daño sin querer, y desarrolló en ti sensaciones placenteras.
-Porque conociste un Dominante que extrajo de ti, sentimientos y deseos que sabías que tenias pero que yacían en tu sentir, dormidos, ocultos, esperando que alguien los entendiese y les diera vida.

Estas pueden ser algunas de las razones, aunque seguro que habrá muchas más, tan particulares y diferentes como cada una de nosotras, todas respetables, por curiosas, extrañas, o inverosímiles que parezcan, todas validas, ¿ y sabéis por que?, porque nadie esta en posesión de la verdad absoluta, ni de la regla, ni del conocimiento, y menos en nuestro particular mundo, donde cada relación es única y diferente como lo son cada uno de los integrantes de ellas.

Lo que si nos queda claro, es que la vida nos cambia a partir del instante en que ya siendo conocedoras de nuestro sentir y nuestro modo de gozar, nos despertamos orgullosas de reconocernos tal y como somos. Las buenas (o malas) lenguas, dicen que una sumisa, es una mujer capaz de correrse como una autentica diosa. Pero mucho más allá del sexo, las sumisas somos mujeres inteligentes, cultas, competitivas, con carácter, personalidad, carisma y voluntad, que nadie os pise por el mero hecho de ser sumisas jamás, solo dejad esa parcela habitable y libre a quien escojáis vosotras mismas como vuestro Amo, legítimo, elegido y verdadero, con responsabilidad, complicidad, consenso y total conformidad amigas mías.

Ya solo me gustaría desde mi humilde y modesto lugar, enviaros a todas un fuerte y cálido abrazo, no temáis, pero sed prudentes, aceptaros, disfrutad y sentid, pero siempre pensad que la elección de vuestro Maestro, es el paso más importante que vais a dar como sumisas, os deseo desde aquí, mi Averno, la mejor de las elecciones, y las más altas cotas de disfrute para todas.

Un fuerte abrazo, feliz sumisión y entrega, que vuestro caminar os resulte gozoso y placentero.

dadada {DOE} Propiedad de Dom Of Empires
Publicado por Avernus & evora {Av}

viernes, 14 de enero de 2011

De la ilusión a la tristeza…. Y de la tristeza a la esperanza. Es tu viaje.

No te quiero vacía, no te quiero torpe, no te quiero sin chispa, sin tu alegría…. Te quiero así como eres, inteligente, luchadora, con personalidad, pisando fuerte y mirando descarada al mundo.

Codiciada por los hombres y deseada, desafiante y atrevida. Provocando incendios por donde pasas porque sabes el poder que tienes. Sabes cómo hacerlo.

Tu cama sería pasto de las llamas cuando tú quisieses, con solo un pisotón en el suelo. Un incendio al que acudirían miles de voluntarios…. que no apagarían el verdadero incendio interior que tienes.

Y así, al quitarte el rímel y despojarte de las lentejuelas, el brillo de tus ojos se apaga, se nubla tu mente y hasta Möet llora contigo por que la fiesta se terminó y el caballero dorado no apareció dejando en tu espera, de nuevo, un vacio profundo.

Y entonces, por casualidad, vuelve el recuerdo y piensas en la confortable amenaza de sentirte presa en tu interior, sentirte atada a ese algo que deseas de verdad, a ese ancla que buscas desde hace tiempo que te daría serenidad, paz y sosiego.

Alguien con el que tu mente no tendría que luchar por qué sabrías de antemano que era una batalla perdida.

Ese alguien al que desprecias e ignoras pero que te hace volver una y otra vez porque realmente tu pose es eso, solo una ficción montada para protegerte de tus miedos.

El que sabe esperar, el que nunca te buscó sino que admitió con dolor tus huidas y silencios sabiendo que jamás debería de ir detrás de ti sino dejar que te acercases tú. Porque no hay mayor castigo que obligarte a pensar y reconocer lo que deseas y no te atreves a pedir.

Aquel efímero sueño de promesas cercanas, de ruptura de muros y barreras, de ir abriendo lentamente el horizonte, de querer sentir la mirada, las manos, la piel…… en definitiva, de deshacer el misterio para convertirlo en realidad….. Donde quedo?

Casi llegué a tocar el cielo pero se quedo de nuevo en un sueño del que despertar fue sentir frio.

Me gusta que vengas con la cabeza baja, humillada, con el miedo de no saber mi reacción ante tu torpeza. Sí, me gusta esa idea….me gustará así.

Mientras tanto, das vueltas, piensas, te acercas, te vas ….. Pero no tan lejos que no me puedas escuchar si te llamo. Pero si te llamo, correrás más.

Y sabes que no te llamaré, no te pondré en fuga ni te daré esa excusa, tendrás que venir tú tal como te digo, con la cabeza baja y sin un ápice de soberbia.

Sabes que te recibiré con los brazos abiertos y el corazón de par en par para que me entregues lo más escondido que tienes. Y sabes que lo guardaré bien, lo cuidaré y lo mimaré como el tesoro que es para mí. Que te ataré dulcemente con esa soga que no se ve pero que presiona el alma y sentirás como se te abren los poros por que deseas que entre en tu interior desolado y lo llene de luz y calor.

Y entonces sentirás también la necesidad de postrarte a mis pies y pedir con voz emocionada…tómame, Señor.

viernes, 7 de enero de 2011

Un Cuento de Invierno.

Aquel hombre maduro, curtido en mil batallas, hacia ese paseo casi todos los días.Un paseo largo por una larga avenida sin nombre de una ciudad sin nombre.

Era una tarde gris de otoño y la acera estaba barrida por las hojas que arrastraba una ligera brisa fría.

El hombre maduro se subió un poco el cuello del abrigo negro y metió de nuevo las manos en los bolsillos. Aquellos bolsillos que ahora estaban vacios y de los que nada podía perder.

Con su andar pausado, sus cabellos blancos y aquel abrigo negro, inspiraba un cierto aire de paz no exento de severidad. Una mirada fría, apenas sin atisbo de emociones, contemplaba a la escasa gente con la que se cruzaba sin prestarles realmente mucha atención.

De pronto una joven se detuvo delante del hombre maduro impidiéndole el paso. La joven, visiblemente alterada y en cierto modo confusa articulo unas palabras:

- Hola….es usted…..usted… es…

El hombre maduro con una mirada interrogante espetó: Dígame, joven.

De nuevo, la joven musitó otra corta frase: Llevo años buscándole!!!

El hombre maduro, sin la más mínima señal de sorpresa ni emoción respondió calmadamente, como siempre: “bien, si, ya me ha encontrado, yo soy yo”

Unos segundos de silencio e intercambios de miradas frente a frente que se interrumpieron de pronto por una ráfaga de frio viento que levantó las hojas del suelo haciendo que los dos personajes miraran alrededor como buscando refugio.

- Bien, señorita, dígame. No nos vamos a quedar aquí parados eternamente con este frío.

-Me recuerda?

-Si, te recuerdo perfectamente. Sales de mi pasado, respondió el hombre maduro asintiendo y relajando el rostro.

-Le he buscado durante mucho tiempo

-Siempre supiste donde encontrarme.

-No me he atrevido a buscarle, usted sabe bien la razón.

-No. No sé qué razones pudiste haber tenido para tu desaparición ni para no buscarme después.

-Podemos hablar unos minutos? Prometo no robarle mucho tiempo. Allí hay un café, podemos sentarnos y tomar algo mientras charlamos. Le parece bien?


El hombre maduro asintió de manera resignada y tomando a la joven del brazo y sin decir palabra, echo a andar en dirección a aquel café que dejaba ver una luz amarillenta y cálida a través de sus ventanales.

Una vez dentro del café, aquella joven se despojó de su abrigo mostrando sus formas encantadoras y con una sonrisa miró al hombre maduro que había tomado asiento también después de quitarse el abrigo. Unos segundos de silencio siguieron a la marcha del camarero que les atendió y entonces ella rompió a hablar de forma nerviosa.

-Le he buscado desde hace tiempo. Nunca deje de pensar en usted y siempre he deseado llamarle y pedirle que nos viésemos, que teníamos que hablar. Me he sentido perdida sin usted, como una obra inacabada, pero al mismo tiempo tenía el temor de su negativa por mi forma de huir, de salir corriendo escondiendo mis miedos.

-Bien, aquí estamos entonces por que la casualidad nos ha reunido. Ahora habla.

-Usted sabe que le he necesitado siempre a mi lado, que es la única persona que me ha hecho sentir paz y sosiego, que me ha conducido siempre y me ha enseñado, me ha hecho crecer, me ha dado aplomo y firmeza para enfrentarme con mis fantasmas……

-Y de que sirvió todo aquello? Desapareciste, huiste, te escondiste….no sé cuál es la forma más adecuada de definirlo. Te perdiste en el pasado y jamás quise buscarte para no despertar de nuevo esos fantasmas que te habían hecho huir.

-Pero siempre estuve ahí, esperando su llamada y con miedo a dar yo el paso por no encontrarme su rechazo.

-Eso lo sabías tú, yo me limite a respetar tu silencio, tu desaparición...en definitiva, tu elección….


Se hizo un espeso silencio mientras se acercaba el camarero y depositó en la mesa dos tazas de café humeante, muy reconfortantes tal como estaba la fría tarde.

A continuación la joven reanudó un largo monólogo atropellado mientras el hombre maduro se abstraía del contenido de aquel discurso saboreando despacio el café. Miraba a la joven y recordaba el pasado. Reflexionaba acerca de aquellos días donde todo parecía perfecto…..

Pausadamente el hombre maduro se puso en pié, metió la mano en el bolsillo y sacó un billete murmurando “será suficiente” mientras se ponía el abrigo.

Mirando a la joven a los ojos, paso la mano por su rostro y le dijo pausadamente

-Me marcho, se hace tarde. Medita antes de nada, reflexiona y mírate por dentro. Yo siempre soy fácil de encontrar cuando se me busca pero no me llames si no tienes nada que decir y sobre todo, la clara disposición de venir humillada a dar en vez de tanto pedir. La generosidad se muestra así. Sabes que tu entrega no será a cambio de nada, pero demuestra antes. Cuando tu alma está vacía, cuando sientes la soledad a pesar de estar rodeada de gente, cuando huyes y te escondes, cuando recuerdas y te duele.... Ya sabes las preguntas y conoces las respuestas. Ahora solo tienes que asumirlo, ser sincera contigo misma para empezar y tener el valor de saltar. Y no lo olvides, pase lo que pase, sé siempre muy feliz. Haz todo lo posible para ello.

El hombre maduro salió pausadamente del Café sin mirar hacia atrás. En la puerta se subió de nuevo el cuello del abrigo. Si, hacía mucho frio ya.

Continuo andando pausadamente mientras buscaba algo en sus bolsillos pero no había nada. Apretando con las manos notaba ese vacío. No había nada.

Su pensamiento se centro en algunas de sus frases preferidas mientras se le venía al rostro una sonrisa cínica….. "Quien no quiere tu mano, no merece tu tiempo…".

Quizá la mejor de todas, de cosecha propia, es la que mejor se adaptaba siempre a este tipo de situaciones “No se puede llorar la pérdida de lo que nunca se ha tenido”…..

martes, 4 de enero de 2011

Como El Agua

Que se encuentra un Dominante cuando comienza a entablar conversaciones con una sumisa? Pues parafraseando a “Jesulin” en cierto modo, la sumisa ………Es como el agua.

Puede ser como un torrente de montaña, turbulento, arrollador y ruidoso. Te puede arrastrar descontrolado por su fuerza e incluso dejarte malherido si no tomas todas las precauciones. Pero esos torrentes son de temporada, en la época del deshielo corren con esa furia golpeando y arrastrando las piedras y el lodo, atronando el entorno del valle….para quedar en un hilito y desaparecer hacia el final del verano. Son de temporada y siempre ha sido así.

Puede ser como el mar, inmenso, azul, cambiante desde el sosiego de un día soleado y sin viento hasta la furia de la galerna. Capaz de darte el estado de relajación más profunda que puedas soñar con el rumor de las olas y la calidez de la brisa acariciando tu piel o de hacerte maniobrar proa a las olas esperando el gran salto que te engullirá y ahogara sin remedio. Todas las precauciones son pocas y nunca se ha de ir confiado. Disfrutándolo pero sin perder de vista los cambios que puede experimentar.

Puede ser como un rio en la selva tropical, salvaje, sorprendente, lleno de vida, con las orillas llenas de vegetación cerrada, rodeado de colores y sonidos que mantendrán tus sentidos alerta porque sabes que detrás de ese aparente plácido rumor del entorno se pueden esconder peligros desconocidos. Momentos de sorpresa lujuriosa en aparente calma pero con la emoción contenida de no saber lo que te espera nunca.

Puede ser como un pantano, oscuro, sombrío, lleno de trampas, agotador, maloliente. Donde nunca puedes dar un paso en firme confiadamente sino que cada paso que das es una lotería ya que no sabes que te espera al posarlo de nuevo. Puede que des con fondo duro o puede que te trague. Con la atracción de la aventura y una realidad menos atractiva.

Puede ser como un oued en el desierto, producto de una enorme tormenta, de una lluvia arrasadora que corre por el caudal como una inmensa ola que todo lo arrastra. Dura dos o tres días nada más y deja un rastro a veces desolador. Finalmente desaparece en las arenas del desierto formando parte de ese inmenso vacío que es el mar de arena.

Puede ser como el agua de tu bañera, muy caliente al principio, te cuesta hasta meter un pie!! Luego se transforma en cálida y agradable, relajante, invitando a permanecer eternamente sumergido en ella, con los ojos cerrados y disfrutando de esas sensaciones. Después de un tiempo se va convirtiendo en desagradable, va enfriándose y te saca del sopor haciéndote pensar que lo mejor es dejarlo ya, coger un cálido albornoz y envolverte en él quitando el tapón de la bañera para que se vacié sin dejar rastro ni del agua ni de tus pensamientos.

Puede ser como ese vaso de agua fresca cuando tienes sed. Un gran vaso de agua clara, fresca y apetecible te está esperando ahí, en silencio. Lo tomas en tu mano y despacio lo bebes disfrutando del momento, aliviando tu sed y refrescando tu ánimo. En ese momento no piensas que dentro de unas horas saldrá por tus poros convertida en sudor o que sin remedio, te pondrás firme frente al inodoro y dejarás que salga buscando el hueco por donde después de activar la bomba, desaparecerá sin dejar huella… ni historia.

Puede ser como un lago en los Alpes, calmado, brillante, el fiel reflejo del cielo y las montañas pero siempre conservando su propia personalidad. Unos días oscuros por que las nubes asi lo imponen y otros llenos de colores reflejando incluso la luz del sol al atardecer, como un gran plato dorado en el que se exponen las mejores delicias de la naturaleza. Solo alterado a veces por el viento que hará apenas unos ligeros rizos en la superficie. En primavera subirá de nivel y bajará hacia el final del verano habiendo dado vida a infinidad de arroyos que a su vez la darán a enormes prados y bosques. Pero siempre estará ahí, inalterable y paciente. En calma y siempre dispuesto para aliviar tu sed, no importa lo largo que haya sido el camino que has hecho para llegar a él. Siempre te ofrecerá su agua fresca y cristalina y una confortable pradera donde descansar tus pies y tu alma recreándote en el silencio del entorno.

lunes, 3 de enero de 2011

El Hilo Conductor

Las acepciones que representa esta entrada son diversas, desde el cable que transporta energía eléctrica hasta otras que abarcan cientos de campos de aplicación aunque la que me parece más ajustada es la que se explica como “Continuidad de una narración, argumentación, pensamiento o cosas similares, que hace que las diferentes partes se enlacen unas con otras y formen un todo homogéneo”.

Me vale para expresar el pensamiento cualquiera de las dos anteriores ya que están relacionadas con la idea que pretendo desarrollar precisamente al “hilo” de una situación que se ha dado recientemente y por la que me veo en la obligación de escribir estas líneas para explicar mi intención y pensamiento.

En el ambiente en que nos movemos y dada la relación estrecha que siempre se pretende conseguir, es importantísimo que exista un hilo conductor entre el Dominante y la sumisa. No se trata de algo que podamos ver necesariamente ya que el objetivo de que exista ese hilo es mucho más profundo aunque nos podemos apoyar en elementos tangibles y da igual la nobleza del material con que se construye ya que la intención es mucho más importante.

Cuál es la intención? Evidentemente el Dominante pretende instalarse en la mente sumisa echando las raíces cuanto más profundas y fuertes, mejor. Esto facilita la creación de ese estado de limbo mental que en la primera etapa de la relación tiene la sumisa, en parte por el torrente de novedades y sensaciones que experimenta y en otra parte, por la confusión que le ocasiona, la idea de la entrega que está realizando hacia otra persona, sobre todo en el caso de una sumisa con poca o nula experiencia.

Para instalarse en la mente sumisa, las herramientas son diversas pero no cabe duda de que la sumisa necesita tener elementos a los que agarrarse en los momentos de duda, elementos que no dejan de ser un gancho más que el Dominante pone para tenerla sujeta y llevarla a la docilidad necesaria para su entrenamiento eliminando inseguridades y creando un tránsito mental suave hacia su nueva situación. En este sentido si son imprescindibles los elementos tangibles que pueden ser desde una pulsera, una gargantilla u otros que no provoquen desestabilidad en su entorno pero que sean como una losa que se transporta y que mantiene la mente sumisa en actividad hacia el Dominante.

Y hay que mantener la mente sumisa en actividad hacia el Dominante por que tendrá tiempo, en su intimidad, de analizar los aspectos positivos y negativos que el día a día le va aportando. Es una actividad necesaria para que la entrega sea con convencimiento y libre de los vicios que se pueden adquirir si en vez de analizar las cosas en primera persona se dispersa en charlas con elementos de uno u otro rol más o menos informados o con más o menos buena intención respecto al bienestar de la sumisa. Algo que por otra parte tampoco es tan raro ya que la sumisa suele tener la necesidad de hablar de su situación y busca fuera de la influencia de su Dueño ideas que la afiancen en la decisión que ha tomado.

Por otra parte, el Dominante no puede ejercer la docencia y vigilancia de la sumisa las veinticuatro horas del día. Ni es conveniente ya que la mente de la sumisa necesita el oxígeno de las actividades cotidianas sin sentir la presión directa de su Dueño.

Esa actividad mental de la sumisa hacia el Dominante es el hilo conductor que afianza la relación y la convierte poco a poco en estable, ganando en confianza mutua, aportando a la sumisa la seguridad necesaria acerca de su posición, haciéndola sentir parte de un todo y no un elemento independiente, sintiendo como paulatinamente entra en otra dimensión en la que renuncia a una parte de su ser para entregarla como el regalo más precioso que puede dar a una persona que ella ha elegido y reconoce como su guía y Dueño.