miércoles, 29 de octubre de 2008

Alegrías, decepciones, tristezas….alegría, decepción, tristeza….alegría? …decepción……indiferencia?

El farragoso, duro y dulce camino de la educación de una sumisa tiene mucho de todo esto que encabeza estas líneas.

Encuentras o te encuentra una persona, en este caso mujer. Dada mi condición masculina es lo que toca, pero todo esto es aplicable a ambos sexos, por supuesto. En la charla se confiesa curiosa y ferviente alumna para aprender éste camino con la convicción de ser una sumisa sin orientar pero eso si, con la predisposición total para ello… eso dice.

A medida que vas profundizando en su personalidad te empieza a invadir esa sensación de estar perdiendo el tiempo que es de lo peor. No obstante, no te das por vencido y arañas en cualquier detalle que te lleve a conocer si realmente existe en el fondo de su ser esa vocación latente sin pulir en tu ansia de ser el mejor, de sentir la satisfacción de educar.

Pasan los días, interminables charlas que no llevan a ningún sitio….empiezas a aburrirte por que ves que definitivamente no hay nada interesante, desde éste punto de vista, que merezca ni un minuto mas de tu tiempo.

Empiezan a fluir detalles inconexos, pequeñas mentiras creadas, ocultación de situaciones, negación de evidencias…. Una maraña de juegos en el límite de lo racional, donde te piden paciencia, comprensión y confianza al tiempo que siembran tu desconfianza total ante lo que vas viendo.

Decides cortar amarras y no dejarte la piel en algo que no te interesa. Te quedas con la sensación rara que hay que tener mas cuidado, de no permitir que te mientan, que se mientan o que se inventen un mundo que no conocen.

Quizá la mentira es lo peor de estas situaciones. Y las hay muy dadas a ello. Incluso a hacerse pasar, consciente o inconscientemente, por lo que no son pero lo mas curioso, es que tampoco les interesa. Sus miras van por otro sitio y lo asocian con esto desgraciadamente.

Se escucha frecuentemente lo difícil que es encontrar un Dominante con las ideas claras, la paciencia y el saber hacer para llevar a su complemento por nuevos senderos desconocidos.

Es evidente que nadie esta en posesión de la verdad pero tan difícil debe de ser dar con ese Dominante “perfecto” como encontrar la sinceridad y honestidad de sentimiento en la sumisa o aspirante que, como tal, se presenta.

No nos engañemos. Este mundo tiene un atractivo especial para muchos. Se acercan a ello con curiosidad y autentico interés. Conocen y quieren conocer mas pero en sus límites mentales, renuncian a emprender el camino, bien sea por miedo o por que sus ideas no tienen nada que ver con esto. Pero se niegan a reconocerlo. Insisten una y otra vez en su condición sumisa cuando sus miras realmente van por otros derroteros.

Aquí esta todo inventado, se sabe lo que es cada rol, los papeles están repartidos desde hace siglos y el sitio de cada personaje esta bien definido. Es voluntario, nadie obliga a nadie a venir a ello, pero si decides entrar, acepta las normas.

Si realmente tu sentimiento sumiso esta latente, una recomendación: Ponte frente al espejo y piensa de verdad hasta donde estas en disposición de llegar. Pregúntate por que quieres adoptar el rol sumiso, por que hacer esa entrega a otra persona. Lee todo lo que puedas sobre esto, habla con gente que presupongas informada, no escondas tus dudas, pregúntalas abiertamente y llegado el momento, actúa con honestidad. Muestra tus limitaciones y tus miedos. No confundas ni te confundas. Se humilde pero sobre todo, repito, actúa con sinceridad y honestidad.

El Dominante no es un enemigo, es alguien en quien puedes y debes confiar, no mientas, no escondas detalles, responde con nobleza, disfruta de tu entrega y si llegas a tener la firmeza y convicción de tu rol, déjate llevar y disfruta del vuelo a ese sitio recóndito donde las almas son ligeras.

Solo “El” esta en disposición de transportarte a ese lugar que deseas y tu eres el complemento perfecto de su vida. Asume tu condición con humildad y entrégale tu cuerpo y toda la fuerza de tu alma con el deseo de verle feliz y orgulloso de tu entrega por que eso te reportará la felicidad que buscas.

Creo que al menos los que sentimos la personalidad Dominante en nuestro interior tenemos una idea clara: No mentimos y no nos mentimos. Somos lo que somos, nos gusta lo que nos gusta y con más o menos trabajo y tesón, alguna satisfacción hemos obtenido a lo largo de años de devoción por esta forma de vida alternativa.

viernes, 10 de octubre de 2008

Disciplina para una sumisa rebelde.

Esta disciplina, como otras, se aplica con el fin de hacer meditar a la sumisa acerca de un comportamiento indebido y de cierta gravedad. En función de la gravedad del hecho, se aplicará una sola vez o repitiéndolo durante un periodo de tiempo (varios días, una semana, dos…..)

La sumisa pondrá un reloj en el suelo y a continuación, desnuda y en posición arrodillada, rodillas y tobillos juntos, ella pondrá una moneda sobre la parte anterior de cada uno de sus muslos próximas a la rodillas (un poco de saliva bastará para que queden “pegadas”) y a continuación sujetara las monedas con los codos mientras las manos permanecen en sus mejillas con las palmas abiertas y el dedo corazón en contacto con el lóbulo de su oreja.

Permanecerá en ésta postura durante el tiempo que considere oportuno su Amo y durante ese tiempo leerá el texto que a continuación se reproduce y que previamente habrá escrito a mano o su Amo se lo habrá proporcionado para que cumplimente su ejercicio de corrección tantas veces como dé lugar en el tiempo estipulado. Recomiendo 15 minutos mínimo y 30 máximo. En el caso de que una de las monedas se caiga, se detiene el ejercicio y se vuelve a comenzar sin tener en cuenta el tiempo transcurrido hasta ese momento.

“He ofendido a mi Amo, al que respeto y amo profundamente y cumpliendo éste castigo quiero demostrarle mi sumisión y arrepentimiento por mi falta.

Soy de El por que consciente y voluntariamente me he entregado a El y mi felicidad es verle satisfecho y orgulloso de mi comportamiento, hacerle sentir el respeto y obediencia que se merece y mi sumisión total a El.

Mis errores de comportamiento los corrige con serenidad y cariño pero con la firmeza que merezco para no volver a incurrir en las mismas faltas.

Soy su sumisa, su propiedad y su objeto de placer. Su felicidad esta por encima de la mía y siempre antepondré sus deseos a los míos.

En adelante vigilaré mi comportamiento y me anticiparé incluso a sus deseos, tomando las iniciativas que se que le agradan y comunicándoselas inmediatamente para darle las satisfacciones que se merece por su dedicación a mi.

Cuando termine mi ejercicio de corrección, me sentiré más suya y en adelante controlaré mi rebeldía, mi egoísmo y mis reacciones demostrándole continuamente mi disposición para atender todos sus deseos sin objeciones”.


Una vez concluido el correctivo, la sumisa escribirá a su Amo la sensación aportada por el ejercicio, así como todo lo que ella desee manifestar acerca del incidente que lo ha provocado.