domingo, 31 de agosto de 2008

La Cachorra

Después de mucho hablar, quizá no lo suficiente, hemos llegado al acuerdo de conocernos en persona y comprobar si nuestra aparente atracción nos puede llevar a alguna situación interesante.

Me recibe tal como sugerí, con un ligero vestido veraniego, sandalias con alza y evidentemente, sin ropa interior.

Noto que está a la espera de acontecimientos, expectante y quizá también llena de dudas. Es lo normal.

Después de cerrar la puerta tras de mi, la miro fijamente y le digo “aquí estoy”. Tomo la iniciativa y la atraigo con un suave abrazo, acaricio su pelo y la tomo del recogido que se ha hecho con energía. Levanto su cara y sin mas preámbulos, la beso la boca con fuerza. Siento como se relaja en el abrazo y sin soltarla, paso mis manos por su cuerpo lentamente.

Llego al final de su espalda y dejo mi mano como un aviso a los navegantes. Le doy despacio unos ligeros azotes y empiezo a notar su respiración mas acelerada.

Le suelto y le pido que me enseñe sus dominios. Esta nerviosa? Bien, hablemos unos minutos. Exponemos nuestros puntos de vista, nuestros deseos, nuestras inquietudes, hablamos de conocidos comunes, nuestras experiencias. Unos minutos que sirven para relajar la situación.

Nos hemos acomodado en su dormitorio que será nuestro escenario para éste primer encuentro. Un gran armario con el frontal de espejo domina la situación, justo delante de una gran cama que parece muy confortable.

El espacio es suficiente para lo que tengo en mente y calculo bien la situación ya que no quiero quedarme corto ni excederme en la presentación.

De pronto me levanto de mi silla y la hago poner en pié. Esta esperando ansiosa el momento en que empiece “la acción” y sabe que ahora empieza. La pongo delante del enorme espejo y le digo que se mire mientras permanezco a su espalda.

Acompaño mi presencia con unos ligeros azotes sobre la escueta ropa que lleva puesta y su rostro va cambiando. Mis palabras en su oído van causando efecto y cada vez noto mas acelerada su respiración.

Juego con mis manos bajo su ropa, acariciando, apretando y violando descaradamente su intimidad. Esta empapada y su respiración es agitada. No quiere hoy ataduras por precaución. Pactamos una palabra de seguridad para detener la acción en cualquier momento.

Hoy es un día de presentación nada mas, todo será muy ligero para darle indicios pero no quiero que tenga muchas referencias. Me gusta jugar con el factor sorpresa y asi procederé, con calma y pero sin darle tregua.

Ella se reconoce sumisa aunque carece de experiencia como tal y sé que esta cargada de fantasías pero por otra parte su carácter voluble y en cierto modo rebelde e inconformista me tienen prevenido de no hacerme ilusiones sobre su definitiva sumisión. Mis ideas están claras sobre lo que deseo y no estoy seguro de que las suyas coincidan con las mías así es que paso a paso y muy despacio todo.

De pronto corto en seco la acción y le recuerdo que no me ha invitado ni a un café y que me apetece. Quizá con un poco de desconcierto va a la cocina y me lo pone. Ya lo tenia preparado pero lo habíamos pasado por alto con la emoción de las presentaciones y la charla.

La observo detenidamente. Es bonita, me gusta, se mueve con gracia, tiene una boca sensual, los ojos ahora con un brillo especial. Se que es el mismísimo demonio con su carácter cambiante pero me atrae lo que intuyo que tiene en el interior y deseo hacerme el Dueño de su cuerpo y sus emociones.

Regresamos al dormitorio y sin más preámbulos la pongo de nuevo delante del espejo. Juego con mis manos por su cuerpo pero ya decidido a ir hacia delante mientras susurro en su oído lo que voy a hacer con ella usando las palabras que sé que contribuyen a aumentar su excitación.

Le quito el vestido y le dejo completamente desnuda frente al espejo. Quiero que se vea y que me vea como recorro obscenamente su cuerpo, tocando, palpando, acariciando, apretando, pellizcando todos los rincones, sin dejar nada sin explorar. Le ordeno que abra las piernas y ponga sus manos en la nuca. No quiero que se mueva pase lo que pase. Deseo que se mire ahora así, que se sienta entregada a mis caprichos que sé que es lo que le produce esa sensación especial.

He sacado ese collar que ella espera y se lo he puesto para que se mire. Es un collar de perro, de cuero grueso negro, ancho, con pequeños pinchos y tres chapas doradas. Es un collar de perra para jugar con ella y si se lo gana, llevará mi nombre en una de esas chapas. Pero ahora solo es para jugar. Luego no se lo dejaré. Tendrá que ganárselo.

He empezado a azotarla suavemente y se que quiere mas. La humedad que corre por sus muslos es delatora. Ahora cojo un gran pañuelo negro y tapo sus ojos. A partir de éste momento jugarán sus sentidos. Ella me ha dado su conformidad.

La cojo de los hombros y la arrodillo en la cama, abierta de piernas y a la altura exacta para que me saque el miembro y la coja desde atrás como a la perra que lleva dentro y la dé media docena de fuertes sacudidas que la hacen temblar mientras me dice que soy muy bruto. Pero su humedad la delata y sé que mis palabras hacen su efecto.

De nuevo en pie, abierta de piernas y con las manos en la nuca, le he propinado una serie de azotes que ponen su culo como la grana a medida que aumento la fuerza de los mismos. En cada uno de ellos se retuerce y le tengo que recordar continuamente que no quiero que se mueva. Paso la palma de mi mano por su sexo que ahora es un torrente que le baja por el interior de los muslos.

Tengo escondido un pequeño vibrador de efectos demoledores y una bola vaginal vibradora con mando a distancia. Primero le introduzco la bola que ella no sabe lo que es y le ordeno que la sujete con los músculos vaginales, y que no quiero que se le salga de ninguna de las maneras. De pronto activo el mando a distancia mientras sigo con la cadencia de azotes. Se retuerce pero sabe que tiene que recuperar la posición inmediatamente. Esta sudando y gime, respira agitadamente y tiene la boca entreabierta.

Después de unos minutos con esas sensaciones he aplicado el pequeño vibrador directamente en su clítoris y se le han doblado las piernas en poco menos de cinco minutos. Estaba esperando ese momento ya y se ha colgado de mi cuello en un abrazo tembloroso. No puede articular palabra y la sujeto hasta que se le pasan los temblores.

Kraken.

La Fiesta - Primera parte.

Llegaba ya con tres minutos de retraso a la fiesta, eso si conseguia en breve salir de aquel desesperante atasco. La sonrisa boba del taxista, que podia ver a traves del retrovisor me estaba poniendo aun mas nerviosa. Claro que si soy sincera,no era de èl totalmente la culpa.

Me habìa subido la falda para evitar que se arrugara en demasìa y una porcion generosa de muslos lo tenía hipnotizado.

Marta se enfadaría y mucho si no conseguía llegar a tiempo. Me lo había repetido hasta la saciedad: No llegues tarde!!.

Y esta vez me había esforzado porque fuera así. Sabia que mi amiga me perdonaría cuando viese el motivo de mi demora. Falda negra de raso, completamente ceñida, una blusa blanca transparente como un velo con un cuello imposible que llegaba hasta la boca del estomago y que evitaba mas de un infarto gracias a la cascada de chorreras que lo adornaban.

Por supuesto no llevaba sujetador. Mi ropa intima se limitaba a unas minusculas braguitas de encaje blanco acompañadas de ligueros y unas finisimas medias de seda, los altos zapatos tambien de raso completaban el conjunto.

Mi cuello desnudo indicaba a las claras que yo no pertenecia a nadie, cosa que me mortificaba un poco en ese tipo de reuniones en que las sumisas lucian orgullosas los collares de sus Amos como trofeos de guerra, pero viendome todo el mundo comprendia que si yo no tenia amo era simplemete por que no queria.,Mas de uno habria pagado una fortuna por poner su hierro en mi cuerpo.

Pero no...yo no queria solamente un Amo...queria ademas...Mi Dueño absoluto.

El frenazo brusco del taxi me hizo regresar al mundo rapidamente. Pague al buen hombre y como ensayo general de lo que me esperaba, abri las piernas de par en par durante unos instantes para que el esforzado miron no se olvidara de mi en mucho tiempo.Y luego como una princesa altiva baje del coche sin dirigirle ni siquiera una ultima palabra. Eso si...meneando las caderas un poco mas de lo normal para que esa noche tuviera un aliciente mas en sus pequeñas fantasias nocturnas. A la decima de segundo ya me habia olvidado de él para siempre.

Llegue a la entrada de la casa y antes de llamar me "recoloque" todo. El ultimo toque fue ponerme la mascara de plumas, antojo de la anfitriona para aquella velada. Me abrió la puerta del jardin una encantadora jovencita muy amable y algo "achispada".

Llegaba tarde...todo el mundo estaba ya mas que relajado y las risas y las voces suaves daban notas de cristal a la magnifica noche. Busque a Marta entre aquel mar de caras ocultas,una veintena de personas fluctuaban por el cuidado cesped. Logicamente ni rastro de ella si me vió..me ignoro por completo.

Asi que permaneci sola contemplando ahora un poco mas atentamente lo que tenia a mi alrededor. Lo mas llamativo las mascaras, todo el mundo habia cumplido a rajatabla el requisito.

Los señores impecables..aunque empezaba haber algun que otro descamisado y las sumisas como joyas sacadas de un cofre para la ocasion lucian explendidas sus impudicos vestidos.

Cinco o seis ademas del susodicho collar, llevaban magnificas cadenas de paseo y sus amos las mantenian sujetas a su lado. Coji una copa de una bandeja y me sente en una mesita un poco mas apartada bajo un enorme arbol. Aquello no me gustaba, pero poco mas podia hacer por el momento. Saque un cigarrillo de mi bolsito y envuelto en el aroma del mismo me llego otro mas embriagador. Una mano aparecio junto a mi boca como por arte de magia encendiendome el pitillo y una voz suave me pregunto sin ambajes:

-¿Donde esta tu Amo?.

Automaticamente,la mia bajo de tono y obediente respondí:

-No tengo amo...Señor.

-Levantate!- me ordeno-quiero verte.

lo hice lentamente, con la mirada clavada en el suelo, sin percatarme siquiera de que el antifaz no dejariá ver el pequeño detalle de respeto.

El sin embargo no se perdio ni un detalle y notaba su mirada ardiente recorriendome una y otra vez. Su olor ahora mas cercano me hizo aspirar el aire con ansiedad y mi boca se entreabrio para recibirlo de lleno, como premio e inesperadamente note una calida humedad en mi sexo, como si una trompeta de guerra lo hubiera despertado de su letargo.

Trycia

domingo, 17 de agosto de 2008

La Primera Entrega - Explicación

Por razones obvias, no hay detalles intermedios. Parece que falta algo...y asi es. Quien entiende, no lo necesita y quien aterriza aqui por curiosidad, tampoco.

Podria ser como darle una caja de bombas a un niño para que juegue.

La Primera Entrega (parte tres)

Estas tendida en el suelo ahora encogida, completamente agotada, temblando, sudorosa. La mirada perdida en algún punto de la pared blanca. Solo te mueven los espasmos que aun tiene tu cuerpo y que no puedes controlar.

Me acerco a ti y te levanto con cuidado. Te abrazo y te apoyas en mí con el cuerpo flojo. Se que aún no sabes posiblemente donde estás. Las sensaciones han sido muy fuertes y aunque podías imaginar…. todo esto lo ha sobrepasado.

Despacio te llevo andando al cuarto de baño por el pasillo, te apoyas en mí y vas recobrando la conciencia poco a poco. Me miras incrédula, estas como mareada. Te beso suavemente los labios pero te limitas a dejarme hacer…. como hasta ahora.

Todo ha sido un dejarte hacer que te ha llevado a sitios donde nunca pensaste. La confianza que has depositado en mi te ha merecido la pena; estoy seguro de que eso lo escucharé mas tarde, cuando te recuperes.

Te siento en una banqueta mientras abro el agua caliente y te preparo un baño. Estas aun como ida y necesitas relajarte. Mañana hablaremos de todo con calma. Creo que no has asimilado lo sucedido.

Te enjabono en la bañera y parece que te duermes…..Me dices…aun no has cenado. Sonrío ….

– Tú tampoco has comido nada. Tienes hambre?
– Ahora tomamos algo si te parece. Tengo preparadas algunas cosas.

Abres los ojos con una sonrisa, parece que vas volviendo a la realidad despacio. Me miras con cara de intriga aún y tu sonrisa se hace más amplia.

- Esto era todo? Te empiezas a reír…….. Murmuras…. ”Gracias. Bésame, anda, lo necesito”.

Sin pensarlo mucho, empiezo a quitarme la ropa delante de ti y me meto en la bañera poniéndote entre mis piernas, tu espalda contra mi pecho.

Echas la cabeza hacia atrás buscando ….. Un beso quizá? Te enjabono despacio con la esponja. Gimes bromeando…mmmm…… esta golosa ahora…tierna…

Te levantas y te pones frente a mi, desnuda y desafiante. Me miras con cara de picara: Cenamos algo y después hablamos si te parece……

Sales de la bañera y coges un albornoz grande….es de mi talla, lo abres: “Señor, te espero”.

Vas andando por el pasillo mientras te pones el albornoz moviendo las caderas de forma exagerada…estas de buen humor y juguetona.

Enciendes la luz de la cocina. Abres el frigorífico y empiezas a sacar bandejitas mientras te giras y me invitas a coger una botella de vino de un mueble. A mi elección. Tú también tomarás vino, te apetece ahora.

Nos sentamos en silencio a comer y abro la botella de vino, te sirvo un vaso y brindamos…por que brindamos? Tú tienes un brindis preparado…..

- Por ti, mi Señor, por todo lo que me has dado, por todo lo que me vas a dar y por todo lo que quiero que tomes de mí, que es tuyo.

Levanto el vaso y veo en ti una persona diferente. Has asumido con naturalidad todo lo que hemos ido hablando anteriormente. Ahora es el momento de las palabras y quiero saber de tus labios lo que piensas.

- No me imaginaba las sensaciones tan intensas que me ibas a proporcionar, no tenia ni idea. Hemos hablado mil veces de ello pero faltaba la realidad. Sentirte, sentir tu voz, sentirte como hombre, como me has llevado, me has transportado, sentir como haces conmigo lo que deseas y como me pongo en esos momentos, no sé decirte que no a nada, me he sentido la mas perra de todas y esa sensación me excitaba mas, quería dártelo todo, entregarte todo……

Sonrío de nuevo mientras te miro. Aceptaste ser mi sumisa con ciertas dudas acerca de lo que podría suceder en la realidad. Ahora lo sabes y ahora sé que ha empezado tu camino. Lo deseas y quieres entregarte al hombre pero sobre todo a tu Amo, verdad cachorra?

viernes, 15 de agosto de 2008

Negociación

Por fin has accedido a que nos veamos después de varias charlas telefónicas. Has tomado muchas precauciones y lo comprendo en los tiempos que vivimos.

Sabes que en un momento u otro has de correr el riesgo y lo único que intentas es minimizarlo aunque creo que ambos conocemos ya el final de todo esto.

Hemos quedado en esa cafetería céntrica donde te sientes segura. Hay afluencia de público y eso te tranquiliza. Me ves sentado en una mesa al fondo, la más discreta que he podido encontrar en un rincón. Vine con bastante tiempo de antelación precisamente para ocupar esa mesa.

Te has vestido como te sugerí y eso me agrada. Otro paso que has dado. Una camiseta veraniega blanca ceñida y una falda vaporosa de colores, sandalias con tacón y las uñas pintadas de rojo vivo. No te gustaba el rojo pero lo has hecho. Seguramente cuando te pregunte sobre tu ropa interior no me sorprenderé si me respondes “blanca”. Conoces mis gustos ya.

Vienes con una sonrisa hacia la mesa y te veo más atractiva de lo que imaginaba. Me das dos besos y te sientas frente a mí, dando la espalda al resto del establecimiento. Yo domino con la vista la situación sentado con la espalda hacia la pared.

Pides un refresco y ahora te noto el nerviosismo aunque lo intentas disimular haciendo alarde de tu simpatía mientras charlamos de cosas banales y nos estudiamos disimuladamente.

Detecto que te esta costando trabajo aguantar mi mirada y empiezas a evitarla cuando hablas girando la cabeza hacia los lados, a un punto imaginario. Gesticulas con las manos y te las agarras inconscientemente. Te noto inquieta y en un momento de tu charla, te interrumpo ligeramente para decirte en voz baja y tono imperativo que me mires a los ojos mientras hablas. Te quedas callada y siento como acusas la orden. Me respondes en voz baja – si, perdona.

Te has quedado seria y sigues hablando en tono mas sosegado, parece que insegura y haces esfuerzos para mirarme a la cara mientras lo haces.

Te corto nuevamente y te pregunto de forma inesperada por el color de tu ropa interior. Bajas la vista y te pones colorada mientras susurras – blanca. Te pregunto por que has elegido ese color y me respondes que sabes que es mi preferido. Podías haber respondido cualquier cosa pero dices la verdad sin esconderte y eso me agrada.

A partir de éste momento has perdido el ritmo de la conversación y empiezas a responder a las preguntas que te hago en ese tono inquisitivo que sé que te gusta. Lo haces en algunos casos con gran zozobra pero no esquivas ninguna. Estas dispuesta a agradarme por que lo que has visto te agrada a ti también y eso es lo que querías tener claro. A partir de ahora no tienes reparo en responder a nada y vas explicando, en algunos casos poniéndote colorada, todo lo que saco a colación sobre tus gustos y forma de pensar.

No tienes experiencia pero sé de tu carga de deseo así es que te empiezo a explicar detalladamente lo que espero de ti, lo que me gusta y a donde quiero llegar al mismo tiempo que requiero tu afirmación a cada una de las situaciones que te expongo. Mantienes la vista baja cuando respondes y te tengo que recordar continuamente que la levantes. Se que te sientes azorada pero doy por sentado que ésta situación te gusta.

Continúo con mis explicaciones dando en algunos casos tanto detalle que no dejo nada a la imaginación. Escruto tu mirada y detecto que todo es de tu agrado hasta el punto que empiezas a morderte el labio inferior y a sentirte inquieta en tu asiento mientras cruzas los dedos de tus manos sobre la mesa y las aprietas en algunos casos como válvula de escape del torrente de sensaciones que te asaltan. No puedes disimular ya lo que estas experimentando.

Me pides permiso para ir al baño un momento y te respondo que si pero que traigas tu braguita y me la entregues para saber si te sientes a gusto en mi compañía y es de tu agrado lo que estamos hablando. Bajas la mirada y te pones totalmente colorada mientras susurras – estoy empapada, Señor. Puedo ir?

jueves, 14 de agosto de 2008

Relato de una sumisa.

Postrada en mitad de la habitación, desnuda y desconcertada espero su regreso. Tengo las muñecas atadas a la espalda y los tobillos se unen con una ligadura de cuero. Mi frente toca el suelo pero mi cuerpo permanece totalmente relajado. Mi cerebro repasa incansablemente la última escena, las últimas palabras, el ultimo gesto de Mi Amo.

Me muerdo ligeramente los labios y ráfagas de imágenes se cruzan en mi mente. Mi única preocupación no es el tiempo que llevo en esa postura. Se que deberé permanecer en ella mucho mas...No es el frío que empieza a dejar insensible mi piel, ni tan siquiera la sed que noto en la garganta.

Mi única preocupación es saber en que momento le disgusté. Sabe que mi mayor castigo es su silencio y esta vez lo esta aplicando a fondo. Se que cuando regrese su pregunta será directa...-Y bien?.

Y se, que con mi respuesta dará su siguiente paso. Así es que trato por todos los medios de descubrir el motivo de su enojo. No por librarme de un nuevo castigo, que viniendo del El para mi es un regalo, sino por privarme del placer de verme reflejada en sus ojos. A pesar de la zozobra que me embarga noto como una oleada de calor sacude mi cuerpo. Y vaya como lo sacude. Noto como mi sexo se contrae ligeramente ante el pensamiento obsceno que acude inesperadamente y hace que me relama como una gata satisfecha apurando su última gota de leche....

Corrijo inmediatamente mi pequeño desliz y vuelvo a concentrarme en mi trabajo de búsqueda pero resulta infructuoso. Pasan los minutos y apenas llego a oír como se abre la puerta...Una risa alegre y fresca pone todos mis sentidos en marcha. La luz hace que parpadee pero no levanto la cara. No es el momento y lo se. La risa de Mi Amo mezclada con la de la desconocida es el peor de los latigazos. Noto como su mano me agarra del pelo y sus ojos se clavan en los míos..-Y bien? desesperadamente busco algo que decir, pero solo el silencio acude en mi ayuda. La expresión de su cara se hace insondable.

Se levanta coge un sillón y se sienta justo enfrente de mi. No hay mas de dos metros de distancia...un mundo entero.

Chasquea los dedos y una belleza rubia de aspecto tímido entra en mi campo de visión. Mi mirada recorre de abajo hacia arriba cualquiera de los pequeños detalles que la rodean. Botines negros con tacones de aguja altísimos, unas piernas bien formadas desaparecen a la altura de las rodillas bajo una falda negra ceñida a unas suaves caderas. Camisa negra y una larga melena con ondas que roza su cintura. Poco mas puedo ver..lo suficiente como para que mi cuerpo se tense. La furia hace que respire hondo y trate de calmarme. Mi Amo la sienta en sus piernas, de lado, y comienza a besarla lentamente sin apartar ni un segundo su mirada de la mía.

Esta tranquilo. Yo diría que hasta se divierte, lo que hace que me tense mas aun. Su lengua recorre la de la dulce criatura que lo mira con adoración. Sus manos recorren una y otra vez su cuerpo…tentando, palpando, provocando...Haciendo que en cada caricia sienta una muerte agónica.

Mi mirada baja lentamente y eso provoca su reacción. Se levanta de golpe, casi con violencia y la muchachita despierta repentinamente de su momento de gloria. Me agarra de nuevo del pelo y nuestras miradas se enzarzan en un dialogo lleno de pasión que a ambos nos sacude.

-Has aprendido algo T ...... ?

-Si, Mi Amo,

-Me alegro pequeña.

Se gira, coge de la mano de la asombrada jovencita y con voz baja y pastosa murmura:

- Cachorra, he aquí a mi sumisa mas preciada, mírate en ella y aprende,
por que goza de todo mi cariño y respeto.

- Desátala y acercaros las dos. Vuestro Dueño impaciente os espera

Trycia.

Sumisa.

Soy una mujer aparentemente normal. No me distingue nada del resto. Solo un hilo invisible marca la diferencia: Yo soy sumisa. Mi alma mi corazón y mi cuerpo pertenecen a Mi Amo. No soy inferior a El si no de El. Y pertenecerle es un orgullo. Así es que cada día trato de superarme para ofrecerle lo mejor de mi misma. No soy una mujer débil ni dócil; solo El tiene la llave de mi rendición anticipada. Mi cuerpo es el centro de sus placeres, de los que no tiene ninguno prohibido. Y mi corazón se desborda enamorado ante su presencia. Ser sumisa no tiene horarios, no hay domingos ni festivos. No se despierta una una mañana y decide ser sumisa. Es un sentimiento total de entrega que con los años se va refinando. No es fácil, no es cómodo y a veces puedo resultar hasta doloroso. Pero a cambio recibo el mayor de los regalos cada día: su mirada, su atención y sus cuidados. Sin El seria una mujer mas, sin El perdería toda mi esencia...la sumisión.

Trycia.

martes, 12 de agosto de 2008

La primera entrega (parte dos)

Has quedado desnuda, de pié, mostrándote de nuevo frente a mi esperando mis órdenes. Miras hacia el suelo pero intentas descubrir el bulto en mi pantalón. Sé que estas excitada, te huelo. Me levanto y doy una vuelta lentamente a tu alrededor…me detengo a tu espalda. Te noto tensa, esperando. Te ordeno en voz baja que abras las piernas y pongas tus manos a la espalda. Obedeces sin dudarlo. Vas bien….. esperas mi siguiente paso que imaginas ya y te humedeces entre las piernas. No te defraudo, paso la palma de la mano por tu sexo sintiendo por primera vez tu humedad, la suavidad de la piel de tu coño completamente depilado según mis órdenes. Te oigo respirar profundamente mientras lo hago y hasta diría que en mi mano cae una gota de tu interior.

Te ordeno que eches el cuerpo hacia delante y sin dudar te pones a mi disposición mostrandote obscena mientras tus pechos cuelgan debido a la postura. Me saco a tu espalda el miembro..no lo puedes ver pero has escuchado la cremallera. Has hecho un amago de volver la cabeza pero sabes que no, no debes moverte. Solo esperar acontecimientos. Despacio, apunto en tu coño mi polla dura y te relajas, sientes como te la meto despacio hasta dentro mientras sueltas un suspiro. Me quedo quieto sintiendo como te humedeces mas aun. Paso las manos por tu cintura y las subo despacio por los costados, sé que tienes cosquillas, me lo advertiste, pero no te mueves apenas, te muerdes los labios pero no te mueves. Busco tus pechos y los amaso sin compasión.

Cojo tus largos pezones, ahora duros entre los dedos comenzando a ejercer presión en ellos. Suspiras y te mojas mas. Haces un intento de moverte pero mi azote te paraliza en seco al tiempo que sueltas un grito ahogado. Cojo de nuevo tus pezones y ahora tiro sin piedad de ellos mientras ahogas un gemido mezcla de dolor y placer. Sudas y respiras fuerte mientras te sientes empalada y ansiosa por que empiece a moverme. Pero aun no es el momento.

Te la saco lentamente y te desconciertas…. Me pongo delante de ti, tienes la polla a la altura de tu rostro. Te cojo del pelo y te ordeno secamente “limpiamela”…. Abres la boca y torpemente me la empiezas a chupar. Sé que apenas lo has hecho en tu vida, que te ha parecido sucio eso siempre, pero me da lo mismo, aprenderás y te gustará por que eres mi puta y tu compromiso de entrega es sin condiciones. Mañana no te reconocerás cuando te mires en el espejo y rememores lo sucedido.

Te follo la boca durante unos minutos sujetándote la cabeza de ese bonito peinado que te has hecho para mi. A veces te mantengo la cabeza apretada para que te entre hasta el fondo, sientes como te falta el aire pero sigues sin rebelarte por que sabes que no tienes que hacerlo. Cuando te suelto, respiras agitadamente. Noto tu excitación en aumento, el color de tu rostro, el brillo de tus ojos. Estas deseando que esto continúe sin parar y llegar a donde sabes que terminarás, tirada en el suelo, sintiendo las convulsiones de un orgasmo tas otro y sin poder moverte apenas. Perdida toda la voluntad y entregada totalmente a tu Amo.

De nuevo doy vueltas a tu alrededor mientras te mantienes en la misma postura. Sabes que ahora mi curiosidad se dirigirá hacia la virginidad que te queda aún. Jamás pensaste que esto podría llegar pero ahora nada te puede detener ya y quieres todo, que no quede ni un resquicio de tu virtud sin violar.

Me sitúo detrás de ti. Sabes lo que quiero y te mueves despacio para ofrecerme la mejor visión de tu culo virgen. Te ordeno que te lo abras con las manos y lo haces sin dudar un segundo en ello.

Me separo un par de pasos hacia atrás y te observo. Tienes un culo precioso, duro y apetecible. Te lo follaré pero tampoco será ahora que es lo que estas esperando.

Te miro detenidamente en esa postura indecente. Que hay de la dama virtuosa que conocí hace unos meses? Esa mujer seria con la que mantenía charlas de todo tipo hasta que poco a poco fui arañando la capa de su camuflaje llegando por fin a lo que tenia dentro? Y tu, perra preciosa, te fuiste abriendo cada día un poco mas, entregándote con rubor al principio y con gran esfuerzo por mi parte para convencerte de que no tenias escapatoria.

Recuerdo aquel día en que después de una larga charla en el Messenger estabas completamente excitada, te veía los ojos a través de la cámara llenos de deseo carnal. Aun con la ropa puesta y sudando completamente. Vigilaba tus manos sobre el teclado y no te permitía que las bajases.

Deseabas masturbarte y te daba ya lo mismo que te mirase o que te diese de latigazos. Solo deseabas tener el placer que tu cuerpo no podía reprimir. Pero no te lo permitía y eso te hacia desearlo mas. Algo te impedía hacer tu voluntad y sabias que ya había tomado posesión de ti. Estabas sometida.

La Primera Entrega (parte uno)

Estas ahí, esperándome. Apartada de la gente, tímida. Mirando en tu entorno, buscando mi rostro.

Yo si te he visto en la distancia pero algo me detiene un poco mas antes de descubrirme y llamar tu atención. Te miro, te disfruto….

Repaso con la vista tu figura, desde tus elegantes zapatos hasta el recogido de tu pelo. Me quedo contemplando tu rostro, tu mirada inquieta al no verme aun. Has seguido bien mis instrucciones.

Me fijo en tu boca, en tus labios. Ese gesto tenso que tienes ahora mismo y que sé que dentro de un momento será una amplia sonrisa cuando me descubras por fin observándote. Fruncirás el gesto y me preguntarás cuanto tiempo llevo ahí, harás un mohín de enfado que se te pasará rápido aunque tu timidez te hará bajar la vista mientras sonríes al saber que te he estado mirando despacio, descaradamente, sin dejar un detalle.

Por fin llamo tu atención y me ves, vienes despacio y tu rostro se transforma a medida que la distancia entre nosotros se reduce. Tus ojos tienen otra luz, sonríes, me abrazas mientras me besas en la mejilla. Me preguntas, bajas la mirada y sonríes mientras te coges de mi brazo y nos encaminamos a la salida de la estación.

En el trayecto aun no eres capaz de aguantar mi mirada fija en tus ojos, te acercas tímidamente mientras charlamos despacio. Llegamos a tu casa y subimos en el ascensor. Estas tensa, nerviosa, Es la primera vez que nos vemos cara a cara y estamos en tu casa, en tu refugio. Abres la puerta invitándome con el gesto a que tome posesión de ella… de ti. Preferías que ésta primera cita fuese en tus dominios, no querías salir de tu ciudad, no querías un hotel anónimo.

Nos habíamos visto en fotos al principio, después a través de la cámara. Hemos hablado horas y horas por teléfono pero ahora estoy aquí, cerrando tras de mi la puerta de tu castillo donde ahora eres tu la prisionera.

Te quedas paralizada, esperando no sabes bien que, sin saber que decir. Te cojo de la mano y te atraigo hacia mí. No te resistes, te sientes arrastrada suavemente hacia mi pecho. Apoyas tu cabeza mientras me abrazas en silencio. Te beso el rostro despacio, oliendo tu perfume suave mientras te mantengo firmemente abrazada. Te abandonas.

Levanto tu cara y te beso los labios. Miro tus ojos y veo brillo en ellos. Vuelvo a besarte la boca, ésta vez con mas intensidad, con mas deseo en el beso. Abres la boca y la entregas. Una rendición sin condiciones mientras siento como tus manos me aprietan contra ti.

Tu respiración se esta agitando y escondes la cara en mi hombro. Te beso el cuello y siento como te estremeces pero aguantas el escalofrío. Te pegas mas a mi cuerpo, quieres sentirlo mientras sigo besando despacio tu cuello y noto como el cosquilleo acelera tu respiración. Juego con mis dedos en tu nuca y te levanto la cara cogiéndote firmemente del pelo. Me miras con la boca entreabierta, los ojos brillantes de deseo y fuego en el aliento. Quieres mas, lo quieres todo y no puedes esperar.

Te muerdo los labios, te beso jugando con mi lengua. Sujetas mi nuca apretando tu boca contra la mía mientras tu cuerpo busca el mío con descaro. Tu pierna busca el roce entre las mías y noto el calor que te invade cuando sientes mi erección.

Tu timidez te impide tomar la iniciativa pero no dejas de provocarme para que dé un paso mas, besándome sin parar, quemándome con el aliento, buscando con tus manos mi espalda para apretarte mas contra mi cuerpo, te rozas descaradamente mostrando tu deseo ya sin rubor.

Te estremeces cuando sientes mis manos recorrer tu cuerpo sobre la ropa, acariciando cada rincón, deteniéndome en las zonas que te han producido un cierto sobresalto para a continuación abandonar tu cuerpo a mis dedos que exploran ya descaradamente todos tus rincones sin respetar botones ni cremalleras.

Siento como se diluye la mujer madura, seria y segura de si misma en su mundo profesional, la que en su timidez se ha ido dejando arrastrar por las sensaciones desconocidas. Dejas salir a la hembra en celo, la que desde hace meses desea en silencio éste asalto a su virtud dejando que le arrasen completamente, entregándose sin condiciones y sabiendo que esto no ha hecho mas que empezar.

Te separo de mí y cojo tu mano. Te llevo lentamente hasta lo que supongo es el salón y donde has dejado preparadas todas las cosas que te dije. Ahora has reparado ya con inquietud en esa bolsa de piel negra que llevo en la otra mano y que sabes lo que contiene. Notas un escalofrío que te recorre el cuerpo.

Me siento en un sillón mientras permaneces de pié ante mi. Esperando mis órdenes. Miro con aire distraído todo lo que has preparado en la mesita que tengo al lado del sillón. Has hecho todo con exquisito cuidado.

Te miro directamente a la cara mientras te ordeno sin levantar la voz que te quites la ropa despacio. Sientes como el calor sube a tus mejillas. Nunca te has sentido tan desnuda como te hago sentir ni tan vulgar como sabes que te sentirás dentro de unas horas mientras te asaltarán los espasmos de unos orgasmos inesperados e intensos que hasta ahora has sentido en soledad pero que sabes que hoy serán ya entregándote sin condiciones. Tal y como hemos pactado. A partir de hoy eres mi juguete sexual, mi sumisa, mi esclava.

Lentamente has ido dejando en una silla, bien doblada toda tu ropa y solo te quedas con esas medias negras y tus zapatos de tacón como sabes que es mi deseo.

Permaneces ahora con la vista baja y mas desnuda que nunca ante mi, con las manos cruzadas en el regazo intentando tapar tu desnudez al tiempo que inevitablemente sientes el calor que te invade por dentro.

Te ordeno que te des la vuelta para observarte con detenimiento. Lo haces dejando que mis ojos te violen completamente hasta el último rincón de tu cuerpo. Pechos aun firmes con los pezones duros que sobresalen ahora por la excitación, un culo que se mantiene en forma gracias al gimnasio, vientre plano, piernas bien torneadas, el sexo completamente depilado.

A tus cuarenta y cinco años y después de dos embarazos estas muy bien conservada y lo sabes. Sabes que me excitas. Eres una mujer que atrae a tus compañeros de profesión aunque ellos no saben tu secreto. Simplemente les mantienes a distancia por que desde hace meses eres de un solo hombre. Tu Amo. Desde tu divorcio apenas has tenido alguna relación esporádica que no dejo huella en ti. Después nos conocimos y poco a poco me fuiste dando a conocer tus rincones ocultos a medida que comprobabas que tenias ante ti a la persona que te podía llevar a conocer esas sensaciones que solo habías imaginado.

Y hoy por fin es el día en que te sentirás de verdad usada y tratada como la perra que llevas dentro, la que bajo esa timidez esconde una carga de deseo incontenible que se dispara cuando su Amo la transforma en un juguete de sus deseos y caprichos.